Sep 5, 2006

POEMA XXII

Mi mirada es tan ausente cuando puedo recordar tus ojos,
puedo sentirme puro siendo imperfecto.
Explicarte el camino que transitas,
es pedirme ir más allá de Dios y de lo que es vida.
Explicarte lo que eres, lo que soy sin ti, lo que soy por ti.

Explicarte lo que soy cuando mi mano transita por tu pelo
y me golpea con su aroma, estrangulándome con su propio lenguaje.
Explicarte lo que soy cuando me pierdo dentro de mí,
tratando de arrancar lo que es tuyo.

Explicar lo que significa fingir mentir y no sentir,
cuando muero de tristeza y tú me miras, y te mueres por negarte a ti misma,
por negarme lo que es mío, por decir que no me amas
y negar que no hay día sin que no se te encoja el alma pensando
en lo que soy por ti, y que puede ser ahora otro rostro el que contemplo.

Explicarte lo que somos juntos, lo que es el mundo por nosotros,
lo que es nuestra playa y toda la creación
inventada con tus besos y mis manos en tu cuerpo.
Explicarte que cuando seamos viejos me encontrarás,
y mirando a mis ojos dirás: te conocí tanto, mucho antes de que nacieras y no te ame.
Yo diré: llegas temprano para nuestra eternidad.

Amparo

Como si te hubiera conocido.
Flor de estaciones perdidas,
estrella de cielos distantes, ángel de paraísos lejanos…
Te llevaste la inocencia de tu edad inmadura,
retazos de corazones familiares.
Aún alumbras con tus ojos negros
las sombras de nuestras almas olvidadas.

Perteneces a mundos perfectos,
donde posas tu luz en jardines refulgentes.
Nunca vi tus ojos brillantes como cuando ahora y
te lloro por los momentos no vividos,
por las risas que nunca compartimos,
por tus consejos perdidos en sueños lejanos y tiempos medianos.

Te perdí mucho antes de conocerte.
Hasta que te encuentre en lugares distantes, sangre mía;
me dirás… hermano te estuve esperando, desde siempre…